jueves, noviembre 23, 2006

LOS 4 PESCADORES

Fotograma 39:

"Los 4 fantásticos"

Nos son superhéroes. Por lo menos no bajo la lógica que conocemos a estos personajes de fantasía y de existencia casi mitológica. Son cuatro personajes, cuatro desconocidos que sólo comparten algo en común: Ser partes de una fotografía, o de una viñeta de la realidad.

Es parte de la magia fotográfica: Establecer vínculos lúdicos entre quienes componen una imagen. Jugar y tratar de adivinar lo que sienten o piensan los personajes protagonistas de una efímera escena que tuvo alguna vez un tiempo y una existencia material real.

Si hacemos el paralelo con las pinturas de siglos anteriores, podríamos establecer una diferencia: El pintor trazaba en tela una imagen proveniente de su mente y que muchas veces no tenía asidero en la realidad, o era simplemente la escenificación de un hito histórico o religioso a su libre interpretación. La fotografía, es en cierto modo "entregada" al fotógrafo. Es él quién se "topa" con una escena digna de ser retratada. Su única intervención es la composición del momento.

Si la sonrisa de la Gioconda nos entrega las más variadas conjeturas sobre lo que refleja, de la misma manera lo puede hacer cualquier imagen de tipo fotográfico.

¿Porqué el niño estará tan hacia la esquina? ¿Es que acaso es muy tímido? Quizás está mirando algo que ocurre bajo sus pies y no está de mayor forma involucrado con los pescadores ... a lo mejor ni sabe que están allí. El tipo que se toca el zapato. ¿sólo tendrá comezón o le habrá entrado una piedrita al zapato ... o quizás se comió los calcetines? Quién sabe. El pescador que mira al niño, ¿también estará mirando de reojo al fotógrafo?

La fotografía es eso. Una construcción que se cierra en quién le contempla, bajo sus propias lecturas y vivencias. Le pone "diálogo" y contenido a una situación aparentemente objetiva. Lo que sí tenemos muy claro, es que jamás llegaremos a saber lo que nuestro superhéroes pensaban al momento de ser esta viñeta dibujada. Dudo, en todo caso, que la premisa fuese la de salvar al mundo, mas si, salvar sus propias existencias.

lunes, noviembre 20, 2006

LEVANTANDO LA MIRADA


Fotograma 38:

"Palomas pelacables"

Caminar y caminar para conseguir una fotografía interesante. Realmente hay que considerar eso a la hora de aventurarse en la búsqueda de una buena imagen. Los malitos para caminar, mejor se queden en casa.

Día sábado, alrededor de las 12 pm. Cerro Artillería a un costado del paseo 21 de mayo. Muchos turistas y gente reunida en torno al "aún en remodelación" mirador. Hay buena luz pero algo fuerte para tomar capturas. Personalmente no me gusta mucho salir a mediodía por el problema que significa lidiar con sombras planas y achatadas por el cénit solar.

Como el lugar está archifotografiado y la luz no me acompaña del todo, decido buscar deonde los ojos no miran usualmente: arriba del horizonte. Lo entretenido de la fotografía es que puedes focalizarte en algo que puede pasar desapercibido el 98 % de las ocasiones, pero que es lo suficientemente duradero para quedar "capturado" en un rollo de película o bueno, hoy por hoy, en una tarjeta de memoria.

Esos detalles o momentos no siempre suelen estar a la altura de nuestros ojos. Una vez un profesor de fotografía me decía que quienes amábamos este modo de expresión, teníamos un "teleobjetivo" incorporado en nuestras pupilas que nos hacían mirar todo de una manera "fotográfica".

Ciertamente así es. Caminando por la calle te das cuenta que empiezas a reparar en cosas que no todo el mundo ve, y si vas a compañado a cada rato dices "mira, que buena foto sería esa". Si andas sin cámara, todo mal, porque sientes que has perdido "la" oportunidad. Tan efímera como única.

Finalmente, miro al cielo y veo dibujado un peculiar pentagrama sobre el papel azul del cielo. Escrito en él, improvisadas llaves de alambre que asignan la escala musical de cuyas sonidos serán responsables las notas que en ellas se posen, sean blancas o negras, machos o hembras. No importa. La melodía que de ella se deprenda pasará tan inadvertida para los transeúntes, como el espectáculo que significa su comtemplación.

miércoles, noviembre 15, 2006

PASEO EN BICICLETA


Fotograma 37:

"Martillo de Altamirano"

Paseo Altamirano, 4 de la tarde. Monto en bicicleta. Hace un calor enorme que sólo es refrescado por la velocidad de mi pedaleo incesante. Me detengo y tomo un poco de agua. Miro a mi alrededor y me acuerdo que llevo mi fiel cámara en el bolso. Deseo sacar una foto.

¡Clic! y listo. Mi polola espera pacientemente. Le comento lo cambiado que está el borde costero de Valparaíso por estos tiempos. Aún no logro borrar la derruída imagen que guardo de la avenida Altamirano de antaño, con los fierros expuestos, el concreto fatigado, las barandas cayendo.

Afortunadamente eso es parte del pasado. Desafortunadamente, hoy los fierros oxidados y el hormigón carcomido se han personificado en rayados y grafitis en las debutantes estructuras. Una lástima. Somos animales con un desarrollado instinto de conservación, pero nada sabemos de ella. Menos si es sobre algo ajeno.

Sigo rodando hacia Torpederas. Me topo con más miradores remozados y reacondicionados. Hasta la plaza Rubén Darío obtuvo lo suyo. Pasada la playa Carvallo un repentino frío comienza a helarnos la piel hasta que un viento sur nos detiene y nos obliga a parar. "Parece que es hora de devolverse", digo. "Sí, vamos", me contestan. El paseo Wheelwright nos espera.

miércoles, noviembre 08, 2006

NO MIRES HACIA ABAJO ... NI HACIA ATRÁS


Fotograma 36:

"Suelo de mi pieza"

Son bonitos los pisos de madera. Muy cálidos, por cierto. Además, poseen la mágica cualidad de transportarme a la infancia, a esa niñez que no conocía de pisos alfombrados y mucho menos de cerámicos, lujos reservados exclusivamente para quienes tenían mayor poder adquisitivos por aquellos años ... los que ciertamente, eran los menos.

Siempre recuerdo el año que se construyó mi dormitorio, un gran paso para un niño que emprenderá por primera vez la aventura de dormir solo, dejando el alero materno para enfrentarse a los temores propios de la infancia, como lo es la oscuridad.

Sin duda, esta experiencia se constituyó en todo un desafío para mis seis años de entonces, prueba que finalmente, fue superada. Nunca fui un regalón empedernido, de esos que gustaba dormir en la cama de sus padres, al contrario, esta suerte de "mini independecia"
fue de mi total agrado y complacencia, al punto de convertirme con los años en una clase de ermitaño dentro de mi propia casa.

La diferencia, como muchos no lo saben, es que mi pieza es un pasillo, por lo que la premisa de "encerrarse con llave" para escapar del mundo aquí no funciona. Vivo en una suerte de "boulevard" en el que durante el tiempo que me mantengo en él, estoy en una "constante exposición". Quienes hayan estado en mi dormitorio lo podrán corroborar. Es mi propia "casa de vidrio".

Ha sido extraño habitar mi hogar de esta forma durante tantos años. Tanto es así que creo que parte de mi personalidad ha sido influenciada fuertemente por este detalle en muchos aspectos.

Tengo hartas ganas de partir, de sentir aquello que sentí cuando por primera vez vi mi dormitorio nuevo recién armado, de sentir que un nuevo mundo se abría ante tí, un mundo sobre en el que en cierta manera tenías el control y eras amo y señor. ¿Cuando será el minuto? Espero que pronto, pues más que un deseo, se ha vuelto una necesidad.