miércoles, junio 07, 2006

LUCHA DE GIGANTES


Fotograma 10:

"Atardecer de El Barón"

Innumerables han sido las veces en que he caminado por mi barrio durante esa cálida hora cuando el sol se pone. El tono anaranjado del cielo y los contrastes que ven la luz son asombrosos al ojo observante que trata de adivinar a través de las siluetas a qué construcción u objeto pertenecen.

Nublados lo son mejores. Sin duda. Se trata de una suerte de huella dactilar que individualiza e identifica cada día que nos abandona, haciéndolo único e irrepetible. Luz, cielo y ocaso se enzarzan en una lucha territorial que nos ubica como principales espectadores de tal celestial fenómeno.

Hay un dicho que dice "De noche, todos los gatos son negros". Al parecer, tal privilegio le pertenece a las formas urbanas durante el atardecer. Distancias y relieves, alturas y cercanías, todo es reducido a un solo plano bidimencional unicolor que cobra vida sólo en aquellos fugaces instantes del ocaso.

Fotográficamente hablando, olviden el flash. Ni siquiera lo consideren. Aunque lo hiciesen de nada serviría, pues si bien la distancia es imperceptible para el ojo, sí lo es para nuestro pequeño relámpago portátil. Error recurrente en los aficionados, pero eso es tema para otro posteo.

Volvamos al anaranjado espectáculo, escaso en invierno y abundante en el verano, nuboso en el primero y limpio en el segundo. Retomando mis palabras, los prefiero abundantes en nubes, y es quizás cierto aquello de que siempre de lo bueno, habrá poco.





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