miércoles, junio 28, 2006

BLANCO Y NEGRO


Fotograma 16:

"El Ying y el Yang"

Cara a cara enfrentados. La naturaleza siempre nos deja ver de manera sutil y exquisitamente elegante que todo lo ha creado por una razón determinada. Nada es al azar. Ni siquiera las grandes catástrofes naturales que se suceden y seguirán ocurriendo a través de la historia. Quizás sea una forma de alertarnos y hacernos sentir ajenos a este lugar que con tanto ahínco nos hemos empecinado en dominar y en sentir como propio, pero que no lo es.

La naturaleza está hecha de detalles, para contemplarla sin grandes parafernalias ni cuando las constelaciones lo permitan. Es omnipresente. Somos nosotros los que no nos damos el tiempo para ello. Nuestras apuradas vidas parecen abstraernos de todo lo que nos rodea, incluso del excelso encanto llamado observar.

Todo tiene un equilibrio. Todo oscuro tiene un claro, todo alto tiene un bajo. Así como existe el bien, también lo hace el mal, perjudicándonos la mayoría de las ocasiones. No por nada existe aquel viejo dicho de que "no hay mal que por bien no venga".

Me cuesta vislumbrar que exista gente dedicada a ello, haciendo del daño a terceros su bandera y estandarte de vida. Alguien me decía alguna vez que siempre que te hacen algo malo, la vida se encarga de devolver la mano a quién le merezca autoría; por lo tanto, quién obra de buena fe obtendría, al menos el consuelo espiritual de haber actuado bajo conciencia de hacer el bien.

Creo que la explicación la encontramos en el hecho de lo básico que somos como personas. Damos esfuerzo cero por tratar de revertir una situación emocional que nos afecta o ha afectado respecto de terceros, canalizando todas nuestras energías hacia el desquite, que dicho sea de paso, es más fácil y terrenalmente productiva que el perdón verdadero.

Es quizás nuestra mecánica básica de funcionamiento, que se extrapola a todo orden de cosas. Un sistema de defensa emocional que no progresará sino hasta cuando caigamos en la cuenta de que quienes nos rodean son simplemente diferentes a nosotros y no necesariamente compatibles con nuestros pareceres. Las armas para ello: El respeto, la discusión y por sobre todo, la tolerancia y la apertura de mente.

Al darnos cuenta de eso, pondremos en ridículo muchas situaciones del pasado, que si bien nos afectaron en un momento determinado, no son o fueron tan graves como nos parecieron. El tiempo sin duda hace su trabajo, pues cuando somos chicos (espiritualmente, no de tamaño), es dificil poder contemplar el sublime desfile de la vida, sin que alguien te tome en sus hombros y te haga contemplar las cosas desde un punto más elevado que el resto, uno al que ciertamente no estamos habituados de modo alguno. Quizás es hora de empezar a hacerlo.









2 comentarios:

pekam dijo...

Bueno la verdad que cad vez nos colocamos mas sabio con los años y extrañamos los amigos de toda la vida,esos que en un segundo te sacaban una sonriza la vida te aleja algun tiempo pero esta en nosotros retomar la amistad que se deja detenida o congelada o no amigo que gran palabra un gran abrazo y mucha suerte tu amigo
Rodrigo

Isa dijo...

El primer principio hermético dice que todo positivo tiene su negativo. "como es arriba es abajo". Por eso no hay cosas buenas, ni malas, y yo creo que en eso justamente podemos ver la perfección.