jueves, mayo 18, 2006

Dos gigantes suspendidos entre el cielo y el mar



Fotograma 4:

"Grúas del muelle Barón"

Recuerdo esta fotografía como producto del azar. Terminaba otra agotadora jornada universitaria, una de aquellas que a medida que pasaba la tarde más lejos tu mente volaba fuera del aula. En este proceso muchos atendían otros asuntos, se concentraban en detalles intrascendentes de la clase o simplemente dormían.

Tras salir de clases y conducir a casa, la primavera nos regalaba esos atardeceres dignos de ser contemplados acompañados, ya sea, de tu pareja o simplemente de tus pensamientos. Por esos avatares de la vida andaba con mi cámara cargada y deseosa de capturar algun momento único.

Subía por la avenida Diego Portales de Barón cuando veo este exquisito espectáculo de nubes y luz sobre estos dos gigantes de metal suspendidos sobre el mar. La reacción no se hizo esperar y busqué un escudriño donde estacionar y cual cazador me lanzé a la caza de mi presa.

Dado que los atardeceres varían segundo a segundo, mi prisa no era menor, por lo que haciendo los ajustes necesarios y teniendo fe que darían el resultado deseado, tomé posición y obturé sin pensarlo dos veces. La suerte ya estaba echada.

Para ese tiempo, recuerdo que aún no poseía filtros ni elementos que enriquecieran la imagen de manera extraordinaria, pero vaya que les deseaba. Si bien la tarde se presentaba increíble sobre este espejo natural, sus colores no me parecieron tan intensos como los que vislumbré tras el revelado del celuloide. Una grata sorpresa y una de las tantas triquiñuelas que nos guarda la fotografía.

La presencia de un excesivo tono arananjado, tanto en el mar como en las nubes, construyeron en mí otra percepción de ese momento, existente sólo en ese pequeño trozo de papel, en ese mini universo de 10 x 15 centímentros de existencia, pero que al contemplarlo eran mi pasaje reservado a un momento quizás sublimado y enriquecido por el paso del tiempo y el olvido.

No he vuelto ha contemplar un atardecer igual a este. Quizás no lo haga. De alguna manera la existencia de esta imagen simplemente no me permita hacerlo, no porque no los haya habido, sino porque mi mente guarda el recuerdo de haber sido testigo de uno que permanece y permanecerá de manera vívida cada vez que tome este trozo de papel y lo contemple.

1 comentario:

bufonazo dijo...

Notable las fotos. Gracias Alexis por mostrar al mundo tu trabajo. Muy buenas las pictures, capo de lo audiovisual