jueves, junio 01, 2006

EN LA CAPITAL ARQUEOLÓGICA DE CHILE


Fotograma 8:


"Iglesia de San Pedro de Atacama"


Luego de tanto paseo por el extranjero, este año me decidí a recorrer parte de los terruños de este largo país. Pese a haber visitado con anterioridad lugares de gran calibre histórico precolombino como Cusco, Machu Picchu y Tiawanaku, la belleza y encanto cosmopolita del poblado de San Pedro de Atacama simplemente me embelesó.

Ubicado a unos 30 kms de Calama, la ciudadela se presenta como un estrecho laberinto de callecitas de barro que hieden y emanan un rico e inconfundible hedor a historia propia de esta tierra. No por nada se le llama la capital arqueológica de Chile, pues en ella se albergan más de 11 mil años de historia pre hispánica, presente en cada rincón y esquina de sus calles.

Sus destinos arqueológicos próximos son varios: Las ruinas del poblado de Tulor, el Pukará de Quitor y el pueblo de Toconao, entre otros. Los de tipo natural, y a mi juicio más increíbles, dejarán boquiabierto hasta al más insensible que se les atreva a contemplar y vivir: el valle de la Luna, el valle de la Muerte, los Geisers del Tatio y el Salar de Atacama.

Son aventuras naturales que simplementes hay que vivirlas. Darse el lujo de ser parte viva y testimonial de lugares irrepetibles a escala mundial, no es algo que a diario se realice, por lo que registrar algún testimonio de ello me parece casi una tácita obligación.

La magia de este pueblo es que además de poseer un abanico rico en variedad y posibilidades, es que muchas de ellas son abordables a pie (para los más osados) o en bicicleta. Todo se presta para que así sea, pues el cálido clima y los paisajes traidos desde el sombrero del mejor ilusionista simplemente están ahi, esperando ser redescubiertos una y otra vez por ojos y sentidos curiosos, deseosos de ser parte viva de la mejor obra de arte natural.

Bueno, la imagen pertenece a la iglesia de San Pedro de Atacama, ubicada a un costado de la plaza principal y frente al cuartel de Carabineros. Su construcción es de adobe y es deliciosamente rústica en su interior. Sólo se vanagloria de su humildad y simplicidad, fiel reflejo de los pobladores que domingo a domingo rezan y ruegan en su interior, ya sea por encontrar una solución a sus problemas, y porqué no creer que por la eternización y conservación de este invaluable patrimonio histórico-cultural.

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