domingo, septiembre 03, 2006

CALETA HORCÓN


Fotograma 30:

"El poste mirador"

Es placentero Horcón u "Horcone", como le llaman los más viejos ... vaya a saber uno porqué. Largas extensiones de playas y sinuosos roqueríos lo hacen el sitio indicado para autoexiliarse del mundo por unos días.

Carpa o cabaña ... da lo mismo, aunque personalmente prefiero la primera opción. Sentir la arena, el sonido del mar y esa paz aparentemente inquiebrantable (digo esto con justa razón, pues me ocurrió una anécdota que me demostró que tipos ruidosos pueden llegar a cualquier parte), no hacen más que invitarnos a ser un elemento más de su entorno.

Este pilar está situado en la parte alta de la playa, en una comunidad privada llamada "Los Tebos".
Si bien el acceso está restringido al público en general, se puede evadir el control con el viejo truco de tener un vecino conocido o amigo dentro del vecindario.

De las innumerables veces que e ido junto a mis amigos, nunca ha fallado el viejo y fiel "Larraín", quién aparte de arrendar unas cabañitas harto rudimentarias, vende copete clandestinamente. Si haces el esfuerzo y le compras una botella de pisco, por cara que la venda, tendrás ganada su simpatía y lealtad.

Cerca de ahí está la mítica "Playa Luna", refugio natural de nudistas y naturalistas, como se hacen llamar. Recuerdo en una ocasión haber ido a acampar con dos amigos a sus cercanías. Para nuestra sorpresa, había una suerte de pequeño encuentro entre los miembros de dicha "élite" de la cual nos invitaron a participar.

Debo reconocer que en un comienzo era bizarro. Pero el paso de las horas realmente hace que andar desnudos pase a segundo plano. Incluso, el bañarse "en pelotas" te da una sensación de libertad que no he sentido de otra manera.

Para cerrar, recuerdo que fue sentado al costado de este pilar con mi amigo personal "Korda" cuando esperábamos al resto de los expedicionarios que llegarían bordeando la playa. Durante la espera, y que no podía sino ser amenizada con una cerveza, un movimiento mal hecho hizo que mi saco de dormir rodara cerro abajo llegando hasta el mar.

Cuando ya lo había dado por perdido, justo pasaba por ahí una niña que lo recogió de manera inmediata. En un buen gesto de humanidad subió las largas escaleras enquistadas en el cerro y me lo entregó en la mano. ¿Suerte? No lo sé. Quizás sólo sea una manifestación más de la buena vibra que existe en este lugar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola

Te felicito por el post,me encanta horcón es uno de mis lugares preferidos para ir de vacaciones...

Te dejo miles de cariños...