miércoles, enero 17, 2007

SAN PANCHO


Fotograma 46:

"Paloma sapeando"

Las iglesias son construcciones bastante especiales. Imponentes. Opulentas. Antiguamente, se creía que mientras más grandes, más cerca de Dios se estaba. El tamaño era directamente proporcional a la fe. Arquitectura dispuesta a la creatividad y a la religiosidad. Realidad algo extinta por estos días.

Siempre que camino por las calles de esta ciudad no puedo evitar alzar la mirada para contemplar su pasado enterrado en las alturas, invisible para el ojo que transita de manera somera y con los pies puestos en la realidad. Son testigos mudos de lo que fue la ciudad antiguamente y de cómo se concebía según las corrientes artísticas de ese entonces.

Hoy los tiempos acelerados, la necesidad enfermiza de ahorrar y un ambiguo desarrollo por lo simplista, nos han regalado un sinnúmero de moles amorfas carentes de toda intención de armonización con el entorno que las contiene. Torres sacadas de la manga de un mago moldista listo para regarlas por donde sea necesario, pues es un malentendido sinónimo de progreso. No así para los dueños de las constructoras, claro está.

Sigo mi recorrido y veo pasmado como esta bella torre del siglo XIX queda oculta y sin protagonismo tras estas desalmadas estructuras. Espero no llegar a ver la luz del día en que al despertar asome y vea por mi ventana un Valparaíso deforme e irreconocible, lleno de una "modernidad" incompatible, más que con las necesidades urbanísticas reales de la ciudad, con el bolsillo de los inversionistas.


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