
Fotograma 57:
"Camino hacia lo natural"
Una simple caminata, un paseo más contemplativo o quizás una simple taza de café con los audífonos al volumen que desees, pueden parapetarnos de un exterior que en muchas de las ocasiones se muestra agresivo y hostil. Ajeno y frío.
En una búsqueda incierta me encontré en un paraje pocas veces visitado, casi desconocido, pero exquisitamente acogedor. No sabía porqué estaba allí, ni quién me había llevado a tal lugar. Sólo estaba yo, un gran árbol y una serie de senderos cuyo destino era incierto. Por lo menos para mí.
Ignorando lo que buscaba, pregunté al árbol hacia dónde debía seguir. Impaciente por una respuesta, golpeé el tronco sin respuesta alguna, lo que acrecentó mi frustración. De pronto, y ya casi rendido, me senté en la parte baja del centenario especímen ... quizás, esperando a que algo pasara. Necesitaba una señal.
De pronto, unas hojas cayeron delante de mi. "Debe ser el viento", pensé, pero ni un atisbo de brisa podía uno sentir en aquel momento.
Se trataba del árbol. Había escuchado mis cuestionamientos, e intentaba contestarlos. Debido a su senectud, no era capaz de emitir sonido alguno, pero si era capaz de estirar sus ramas y mostrarme el camino que yo buscaba, no el que él me señalaba.
De inmediato comprendí que estaba ahi por una razón y debía descubrirla ... y no me detendría hasta averiguarlo ... había encontrado la magia dentro de mí, la que te permite avanzar y no detenerte pese a las caídas ...
Continuará ...